sábado, 30 de abril de 2011

Jesvel comenta en su blog "Nunca fuimos a Katmandú"

Desde luego, la lectura de esta novela ha sido algo muy, muy especial. Quizás porque, aunque solo haya sido virtualmente, he seguido de alguna manera su génesis y, quieras que no, tenía expectativas sobre ella.

De hecho, he demorado su lectura para apaciguar los impulsos de leerla, para leerla "en frio" y no leerla sobre el impulso de prejuicios. Ha costado, pero ha merecido la pena con creces.

Ya había leído relatos de Lola Mariné, compañera de El Recreo, y coautora de las obras editadas desde esa comunidad virtual. Tenía una idea de cómo podía estar escrita la novela, de su temática... Sin embargo, me ha sorprendido muy gratamente esta novela vitalista y optimisma.

La construcción del relato es bastante especial por cómo se va estructurando, según van apareciendo los personajes y sus historias, cómo se van entrelazando y cómo se retrata la vida cotidiana contemporánea para enfocar finalmente el mensaje optimista final que nos muestra, a pesar de repetido continuamente por tanta gente, de una forma original. Creo que, desde que leí El Jarama, no había encontrado el desenlace de la muerte como explicación de toda la historia, como acertado corolario que da vida a toda la novela y que ilumina la rutina de la vida para dejarnos claro que hay que vivir y disfrutar superando rutinas cotidianas.

Tenía curiosidad por saber qué había motivado que se centrase en la vida de varias mujeres y, en honor a la verdad, creo que Lola Mariné ha conseguido magistralmente contar una historia de mujeres al modo que lo hizo ni más ni menos que Galdós con Fortunata y Jacinta y, además, consigue retratar la psicología femenina al estilo de Lorca en sus obras teatrales.

Desde luego, la lectura de esta novela me ha entusiasmado, con lo dicho no cabe duda ¿verdad?... Me ha enganchado y, algo que desde hace tiempo no me ocurria, ni me ha defraudado ni me ha dejado indiferente. Espero que Lola Mariné nos regale pronto su segunda novela y que ésta continúe teniendo una gran acogida.

Seguramente, puede pensarse que estoy dando mucha vaselina. Quizás la cercanía con la autora, aunque sólo sea por internet, me haya motivado, pero realmente soy sincero. Llevaba ya unos cuantos libros que estaban estupendamente planteados y que, sin embargo, acababan defraudándome, así que esta novela me ha devuelto la afición por leer sin temer decepciones... Se agradece que, como en Nunca fuimos a Katmandú, la historia y la creación literaria en sí sean maduras y completas.

Sé que Lola Mariné tiene un largo camino por delante. Al igual que ella, si algo he descubierto, es que leer autores noveles supone un gran refresco y que, para leer buena literatura, no hace falta ceñirse sólo a títulos ya consagrados.
Jesvel Digital

¡Gracias, Jesvel!





6 comentarios:

  1. Qué rico comentario, Lola, me alegra muchísimo!
    Yo ya ni digo nada... el universo se encargará de que la lea cuando sea posible...
    Te dejo un abrazo grandote.

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  2. Marina,
    ya te llegará. A ver si alguien te la envia cuando salga a la venta en Argentina, que tiene que ser pronto. Besos

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  3. Qué comentario tan maravilloso, Lola. Yo no creo que sea vaselina ni compañerismo, sino que la novela es fantástica y, como dice, está a la altura de Galdós!
    besotes, bella

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  4. Jo,
    mucha altura me parece esa, jajaja.
    Besos

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